Horror Document :El bosque de los
suicidas.
Aokigahara, se formó de los torrentes de
lava de las constantes erupciones del Monte Fuji ocurridas entre los años 800 y
1083, En el Japón feudal del siglo XIX, cuando las hambrunas y las epidemias
azotaban a la población, las familias más pobres abandonaban a su suerte a los
niños y a los ancianos que no podían alimentar. Por este motivo, surgieron
historias que afirmaban que el bosque estaba encantado por los fantasmas de los
que allí murieron. Su fama como lugar de suicidio quizá se deba a que en 1960
se publicó la novela Nami no Tou de Seicho Matsumoto, en la que al final de la
obra dos amantes se suicidan en el bosque. Además, en 1993 se publicó El
completo manual del suicidio de Wataru Tsurumi, una guía para suicidarse donde
recomienda este bosque como un lugar idóneo para quitarse la vida.
Actualmente, la espesura del bosque y el mito sobre los yacimientos de hierro hacen que dispositivos electrónicos como los GPS y aparatos de ubicación como las brújulas no funcionen adecuadamente, perdiendo entre los árboles a quien se interne en él.
En el bosque se encuentran numerosos lazos atados a los árboles, estos guían el camino de quienes aún dudan de lo que van a hacer, lo usan para regresar o para ser hallados; al seguir el rastro se encuentran zapatos, notas de despedida, pastillas e, incluso, cuerpos humanos.
También se encuentran letreros con mensajes como: “Tu vida es valiosa y te ha sido otorgada por tus padres. Por favor, piensa en ellos, en tus hermanos e hijos. Por favor, busca ayuda y no atravieses este lugar solo”.
Los lugareños de la región no son quienes se suicidan allí, a los niños no se les permite entrar, desde pequeños se les dice que el bosque está encantado, quienes van suelen ser personas de ciudad.
Otros, presos de este "infierno verde", anduvieron durante días, cruzándose con esqueletos y cadáveres en descomposición y al final han muerto de hambre antes de servir de comida para los animales salvajes. Todos estos fenómenos, así como otros sucesos, han creado toda clase de leyendas a propósito de monstruos, duendes y fantasmas que pueblan este bosque.
Para la gente supersticiosa, este lugar está repleta de Yurei, fantasmas de personas que perdieron la vida a temprana edad. Para algunos religiosos, los árboles del bosque tienen una energía malévola, acumulada después de siglos de suicidios dentro del bosque, por lo que el bosque mismo impide a la gente salir. También dicen que el sonido del viento es el aullido de los difuntos.
Numerosas historias hacen mención de personas que fueron testigos de apariciones espantosas de fantasmas. Sin duda, los espíritus de los suicidados que están condenados a vagar por el bosque para la eternidad. Aokigahara está considerado como el sitio más encantado de Japón. Se dice que este lugar es el purgatorio para los "Yurei", los fantasmas vengadores que han sido arrancados de la vida demasiado temprano por una muerte violenta como el suicidio o el homicidio, Éstos aúllan su sufrimiento a través del viento. Muchos espiritistas afirman que los árboles mismos están impregnados de una energía malévola acumulada desde hace siglos.
Como cuentan los visitantes, hay un ambiente casi sobrenatural en el
bosque Aokigahara. Su fauna y flora contribuyen al efecto de extrañamiento que
experimentan sus visitantes. Apenas hay ruidos en él, debido, sobre todo, a la
escasez de animales. Además, la vegetación es tan tupida que impide que el
viento sople, lo que contribuye a una peculiar sensación de quietud.
Orográficamente, resulta bastante llamativo: además de un gran lago, hay
grandes cuevas heladas. Además, no es tan extraño que el viajero perdido se
tope con restos humanos en el bosque.
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