Horror
Leyenda: El toro de los cuernos de oro
Muchos
lugareños de los contornos del Cerro del Mercado en Durango, aseguran haber visto un toro enorme con
cuernos de oro.
Una
persona de nombre Martín Hernández, que fue conserje en la Escuela Secundaria
Mariano Balleza de Canatlan, Durango, asegura haberse topado con dicho toro. El
escucho ruidos a media noche así que salió a ver qué sucedía vio como de la
cueva salía un gran toro con los ojos rojos como brazas candentes, de su boca al
bufar salía fuego y sus cuernos eran brillantes y dorados como el oro. El toro
intento embestirlo así que Martín corrió lo mas que pudo esquivando al toro
hasta que no le quedo más remedio que meterse en la cueva, al entrar se
encontró con una serpiente de proporciones descomunales que infundía terror, la
cual unos veinte centímetros de diámetro de cuerpo y unos seis metros de largo.
La repugnante serpiente se enredo en el cuerpo de don Martín y con su lengua le
lamió la cara y las manos, el siento que el miedo salía de su cuerpo y se sintió
con un valor inusitado y misterioso que le permitió continuar con su aventura,
la serpiente se desenredo de su cuerpo, conduciéndose ondulante delante de él,
le señalo el camino que debería seguir.
Contaba el anciano que llegaron a una parte donde la
cueva enancho considerablemente y se miro iluminada por una luz que no se sabía
de donde procedía, pero daba esplendor y belleza al espectáculo en donde se
veía una cantidad enorme de objetos de oro blanco y amarillo, en donde
destacaban grandes piedras preciosas relucientes y brillantes que emitían
destellos de distintos grados de intensidad y colores, unas eran blancas,
moradas y negras. Los objetos de oro macizo eran innumerables, desde anillos,
pendientes, collares, estatuas, vajillas, obras en relieve, cofres. Cuando el
hombre enajenado con tanta riqueza tomaba una pieza, la dejaba para contemplar
otra y luego descubría otra de mayor belleza, llego hasta él, una mujer joven
de unos 20 años de edad, rubia y hermosa que acercándose al intruso le dijo:
Martín, todo esta riqueza es tuya, porque eres el
primero en descubrirla, hasta este momento no ha habido mortal alguno que se
hubiera atrevido a penetrar a esta cueva donde descansa para siempre este
tesoro. Tu lo conquistaste y te quedaras para siempre a vivir con él, hasta la
consumación de los siglos, porque no puedes sacar de aquí, ni una sola piedra,
solamente el recuerdo de lo que acabas de mirar.
En ese momento escucho un enorme ruido ensordecedor y
miro nuevamente al enorme toro negro que pisando sobre aquel fantástico tesoro
mugía como con deseos de salir de aquel lugar. Se acerco al animal sin que lo percibiera
lo tomo por la cola, El toro enfurecido emprendió su veloz carrera hacia la
oscuridad del túnel de la cueva. Con toda la fuerza, se aferro a la cola con
las dos manos de aquel animal que mas que correr volaba. Después de unos
segundos, sintió el aire fresco de la noche y contemplo las estrellas del
cielo, por lo cual ya sabía que estaba
fuera del interior del Cerro del Mercado. Aquella sensación de libertad le hizo
desprenderse de la cola del toro, con la velocidad que corría lo arrojo
disparado hacia unas rocas en donde cayó y perdió el sentido. A la mañana
siguiente despertó desorientado por lo que había pasado con esfuerzo reconstruyo
lo que había pasado la noche anterior, don Martín jamás volvió a regresar a la
cueva del toro de los cuernos de oro.
Se dice en el cerro del mercado se encontró
evidencia que un toro habitaba una cueva pero no se sabe si sus cuernos eran de
oro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario