martes, 2 de agosto de 2016

El puente que hizo el Diablo (Durango Mex.)

Horror leyenda: El puente que hizo el Diablo (Durango Mex.)

En 1563, Hacia el Oriente de la ciudad de Durango, se encuentra una hacienda llamada Navacoyán. Está ubicada al lado izquierdo del Río del Tunal. Esta se fundó durante  los años que la dominación española, uno de los Gobernadores de Nueva Vizcaya comprendió la necesidad de conservar la comunicación entre los poblados agrícolas de uno y otro lado del río cuya corriente, dificultaba el paso con frecuencia y especialmente en la época de las lluvias.

Así que decidió mandar construir un puente en Nahuacoyan (hoy Navacoyán). Buscó Albañiles y se dio principio a la obra; pero los primeros albañiles que emprendieron la obra no pudieron construirla ya que una fuerte tormenta e inundación arrastró todos los materiales.

Entonces el Gobernador busco un albañil que era considerado como muy competente, haciendo con él un contrato mediante el cual el albañil debería entregar la obra concluida en cierto día determinado, en el entendido de que si pasaba de aquella fecha, el albañil perdería la mitad del valor de la mano de obra.

Este reunió a los mejores trabajadores e inicio la obra, pero tres días antes de expirar el plazo, una terrible tormenta subió el nivel del rio y arrastró la construcción casi terminada.
El pobre hombre desesperado, se alejó y se sentó en la cima de la colina. Ya no había tiempo para hacer el puente, no se le pagaría un centavo más, y su prestigio como el mejor albañil se habría ido con el rió.

Ya muy entrada la noche un débil viento jugaba con su sombrero, una brisa fría que se convirtió en remolino, en el centro de este, apareció un hombrecillo de unos treinta centímetros de altura que se paró frente a él y le pregunto:

-¿Que tienes?

-Es por demás contártelo, pues en nada podrás remediar mi pena.

- Pruébalo...En este mundo no hay nada pequeño; la más insignificante pequeñez tiene su grandeza.

Entonces el albañil le contó lo que le pasaba y el hombrecillo le propuso un convenio. Él construiría el puente en una sola noche a cambio de su alma. El albañil no le dio respuesta en ese momento desde luego, pues todo le demostraba que aquel espontáneo protector no era sino el mismísimo Satanás; pero como estaba hondamente preocupado y le halagaba la idea de entregar el puente terminado al gobernador que se presentaría el día fijado en el contrato, quedó de resolver al hombrecillo la noche siguiente a la misma hora, en el mismo sitio y así ambos se marcharon.

La noche siguiente, el albañil se dirigió a la cumbre del pequeño cerrito, el hombrecillo apareció tal como la había prometido y cerraron el contrato, el hombrecillo sonrió al albañil, -es un precio justo tu alma por tu orgullo no crees, -así es todos hablaran de mi obra,-es una pena que tu no podrás verla. El hombrecillo levanto su mano izquierda al bajarla el pobre albañil se desplomo, el hombrecillo tomo al pobre albañil por una pierna, arrastrándolo hacia el río dejándolo sentado a la ribera. Entonces, de manera inesperada se desató una terrible tormenta que duró hasta el amanecer.


Al final de la tormenta la gente que salió de sus casas quedo asombrada, el puente estaba terminado, al acercarse a admirar el puente, vieron el cuerpo del albañil, se encontraba  sobre él puente, tendido con las ropas sucias y desgarradas. Los pobladores levantaron el cadáver para llevarlo a casa de su familia; En ese momento un furioso remolino se los arrebató elevándolo por los aires llevándoselo lejos, todos salieron al monte en busca del difunto; pero jamás lograron encontrarlo.


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