Horror leyenda:
El puente que hizo el Diablo (Durango Mex.)
En 1563, Hacia
el Oriente de la ciudad de Durango, se encuentra una hacienda llamada
Navacoyán. Está ubicada al lado izquierdo del Río del Tunal. Esta se fundó
durante los años que la dominación
española, uno de los Gobernadores de Nueva Vizcaya comprendió la necesidad de
conservar la comunicación entre los poblados agrícolas de uno y otro lado del
río cuya corriente, dificultaba el paso con frecuencia y especialmente en la
época de las lluvias.
Así que decidió
mandar construir un puente en Nahuacoyan (hoy Navacoyán). Buscó Albañiles y se dio
principio a la obra; pero los primeros albañiles que emprendieron la obra no
pudieron construirla ya que una fuerte tormenta e inundación arrastró todos los
materiales.
Entonces el
Gobernador busco un albañil que era considerado como muy competente, haciendo
con él un contrato mediante el cual el albañil debería entregar la obra
concluida en cierto día determinado, en el entendido de que si pasaba de
aquella fecha, el albañil perdería la mitad del valor de la mano de obra.
Este reunió
a los mejores trabajadores e inicio la obra, pero tres días antes de expirar el
plazo, una terrible tormenta subió el nivel del rio y arrastró la construcción
casi terminada.
El pobre
hombre desesperado, se alejó y se sentó en la cima de la colina. Ya no había
tiempo para hacer el puente, no se le pagaría un centavo más, y su prestigio
como el mejor albañil se habría ido con el rió.
Ya muy
entrada la noche un débil viento jugaba con su sombrero, una brisa fría que se
convirtió en remolino, en el centro de este, apareció un hombrecillo de unos
treinta centímetros de altura que se paró frente a él y le pregunto:
-¿Que
tienes?
-Es por
demás contártelo, pues en nada podrás remediar mi pena.
-
Pruébalo...En este mundo no hay nada pequeño; la más insignificante pequeñez
tiene su grandeza.
Entonces el
albañil le contó lo que le pasaba y el hombrecillo le propuso un convenio. Él construiría
el puente en una sola noche a cambio de su alma. El albañil no le dio respuesta
en ese momento desde luego, pues todo le demostraba que aquel espontáneo
protector no era sino el mismísimo Satanás; pero como estaba hondamente
preocupado y le halagaba la idea de entregar el puente terminado al gobernador
que se presentaría el día fijado en el contrato, quedó de resolver al hombrecillo
la noche siguiente a la misma hora, en el mismo sitio y así ambos se marcharon.
La noche
siguiente, el albañil se dirigió a la cumbre del pequeño cerrito, el
hombrecillo apareció tal como la había prometido y cerraron el contrato, el
hombrecillo sonrió al albañil, -es un precio justo tu alma por tu orgullo no crees,
-así es todos hablaran de mi obra,-es una pena que tu no podrás verla. El hombrecillo
levanto su mano izquierda al bajarla el pobre albañil se desplomo, el hombrecillo
tomo al pobre albañil por una pierna, arrastrándolo hacia el río dejándolo
sentado a la ribera. Entonces, de manera inesperada se desató una terrible
tormenta que duró hasta el amanecer.
Al final de
la tormenta la gente que salió de sus casas quedo asombrada, el puente estaba
terminado, al acercarse a admirar el puente, vieron el cuerpo del albañil, se
encontraba sobre él puente, tendido con
las ropas sucias y desgarradas. Los pobladores levantaron el cadáver para
llevarlo a casa de su familia; En ese momento un furioso remolino se los arrebató
elevándolo por los aires llevándoselo lejos, todos salieron al monte en busca
del difunto; pero jamás lograron encontrarlo.
El diablo hace favores pero cobra caro...
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